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16 oct 2011
BEATO JUAN PABLO II ( 22 DE OCTUBRE )
Karol Józef WoJtyła nació en Wadowice (Polonia), el 18 de mayo de 1920.
Fue el segundo de los dos hijos de Karol Wojtyła y de Emilia Kaczorowska, que murió en 1929. Su hermano mayor Edmund, de profesión médico, murió en 1932 y su padre, suboficial del ejército, en 1941.
A los nueve años recibió la Primera Comunión y a los dieciocho el sacramento de la Confirmación. Terminados los estudios en la escuela media de Wadowice, en 1938 se matriculó en la Universidad Jagellónica de Cracovia.
Cuando las fuerzas de la ocupación nazi cerraron la Universidad en 1939, el joven Karol trabajó (1940-1944) en una cantera y en una fábrica química de Solvay para poder mantenerse y evitar la deportación a Alemania.
Sintiendo la llamada al sacerdocio, a partir de 1942 siguió los cursos de formación en el seminario mayor clandestino de Cracovia, dirigido por el Card. Arzobispo Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Rapsódico", también éste clandestino.
Después de la guerra, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar en Cracovia el 1 de noviembre de 1946. Seguidamente, fue enviado por el Card. Sapieha a Roma, donde obtuvo el doctorado en teología (1948) con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de san Juan de la Cruz. En este período -durante las vacaciones- ejerció el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos en Francia, Bélgica y Holanda.
En 1948, regresó a Polonia y fue coadjutor, primero, en la parroquia de Niegowić, en los alrededores de Cracovia, y después en la de San Florián, en la ciudad, donde fue también capellán de los universitarios hasta 1951, cuando retomó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953, presentó en la Universidad Católica de Lublín una tesis sobre la posibilidad de fundamentar una ética cristiana a partir del sistema ético de Max Scheler. Más tarde, fue profesor de Teología Moral y Ética en el seminario mayor de Cracovia y en la Facultad de Teología de Lublín.
El 4 de julio de 1958, el Papa Pío XII lo nombró Obispo Auxiliar de Cracovia y titular de Ombi. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958, en la catedral de Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.
El 13 de enero de 1964, fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, que lo crearía Cardenal el 26 de junio 1967.
Participó en el Concilio Vaticano II (1962-65) dando una importante contribución a la elaboración de la constitución Gaudium et spes. El Cardenal Wojtyła participó también en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos, anteriores a su Pontificado.
Fue elegido sucesor de San Pedro, con el nombre de Juan Pablo II, el 16 de octubre de 1978, y el 22 de octubre inició su ministerio de Pastor universal de la Iglesia.
El Papa Juan Pablo II realizó 146 visitas pastorales en Italia y, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 332 actuales parroquias romanas. Los viajes apostólicos por el mundo -expresión de la constante solicitud pastoral del Sucesor de Pedro por todas las Iglesias- han sido 104.
Entre sus documentos principales, se encuentran 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas. Al Papa Juan Pablo II se le atribuyen también 5 libros: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre 1994); "Don y
misterio: en el cincuenta aniversario de mi sacerdocio" (noviembre 1996); "Tríptico romano", meditaciones en forma di poesía (marzo 2003); "¡Levantaos, vamos!" (mayo 2004) y "Memoria e Identidad" (febrero 2005).
El Papa Juan Pablo celebró 147 ritos de beatificación -en los cuales proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Tuvo 9 consistorios, en los que creó 231 (+ 1 in pectore) Cardenales. Presidió también 6 reuniones plenarias del Colegio Cardenalicio.
Desde 1978, convocó 15 asambleas del Sínodo de los Obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 asamblea general extraordinaria (1985) y 8 asambleas especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 [2] y 1999).
El 13 de mayo de 1981 sufrió un grave atentado en la plaza de San Pedro. Salvado por la mano maternal de la Madre de Dios, después de una larga hospitalización y convalecencia, perdonó a su agresor y, consciente de haber recibido una nueva vida, intensificó sus compromisos pastorales con heroica generosidad.
En efecto, su solicitud de Pastor encontró además expresión en la erección de numerosas diócesis y circunscripciones eclesiásticas, en la promulgación de los Códigos de derecho canónico latino y de las iglesias orientales, en la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. Proponiendo al Pueblo de Dios momentos de particular intensidad espiritual, convocó el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, además del Gran Jubileo de 2000. Se acercó a las nuevas generaciones con las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud.
Ningún otro Papa ha encontrado a tantas personas como Juan Pablo II: en las Audiencias Generales de los miércoles (más de 1.160) han participado más de 17 millones y medio de peregrinos, sin contar todas las demás audiencias especiales y las ceremonias
religiosas (más de 8 millones de peregrinos sólo durante el Gran Jubileo del año 2000), y los millones de fieles con los que se encontró durante las visitas pastorales en Italia y en el mundo; numerosas también las personalidades políticas recibidas en audiencia: se pueden recordar a título de ejemplo las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con Jefes de Estado, e incluso las 246 audiencias con Primeros Ministros.
Murió en Roma, en el Palacio Apostólico Vaticano, el sábado 2 de abril de 2005 a las 21.37 h., en la vigilia del Domingo in Albis y de la Divina Misericordia, instituida esta última por él. Los solemnes funerales en la Plaza de San Pedro y su sepultura en las Grutas Vaticanas fueron celebrados el 8 de abril.
Juan Pablo II, “El Grande”, “el Papa de la sonrisa”, “el Papa de los jóvenes”, “el Papa bueno”, sigue muy cerca de nosotros, recordándonos cuán importante es vivir nutriéndose del amor de Dios.
Hace unos instantes hemos vivido con inmensa alegría como la santa madre Iglesia, reconocía como beato a Juan Pablo II, un hombre singular, sencillo, humilde, pero grande a la vez, particularmente siento una profunda emoción, y es que veo reflejado en Juan Pablo II, aquel ideal de vida al que Jesucristo nos llama a nombre de su padre Dios “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt. 5, 48), Benedicto XVI, resume muy bien la vida del Beato Juan Pablo II, cuando nos dice que “él se sumergía en el encuentro con Dios, aun en medio de las múltiples ocupaciones de su ministerio. Y después, su testimonio en el sufrimiento: el Señor lo fue despojando lentamente de todo, sin embargo él permanecía siempre como una «roca», como Cristo quería. Su profunda humildad, arraigada en la íntima unión con Cristo, le permitió seguir guiando a la Iglesia y dar al mundo un mensaje aún más elocuente, precisamente cuando sus fuerzas físicas iban disminuyendo. Así, él realizó de modo extraordinario la vocación de cada sacerdote y obispo: ser uno con aquel Jesús al que cotidianamente recibe y ofrece en la Eucaristía”.
Contemplar al Beato Juan Pablo II, es contemplar el amor de Dios reflejado en los hombres, es redescubrir lo que Dios, Padre siempre bueno, quiere de cada uno de nosotros, la santidad, y al igual que al Beato Juan Pablo II y por intermedio de él, nos invita a participar de la alegría de vivir como sus hijos que somos, pero desde la perspectiva que les ha señalado a todos los que se reconocen como sus hijos, “la santidad de vida”. Somos hijos de un Padre que es Santo, y quiere por tanto que sus hijos sean santos.
El Beato Juan Pablo II, supo a través de su vida, proclamar lo que Dios nos pide en el día a día, me refiero al hecho de que es posible la santidad, el mundo lo vio y lo reconoció, Juan Pablo II fue un santo en vida.
ORACIÓN PARA IMPLORAR FAVORES
POR INTERCESIÓN DEL BEATO
JUAN PABLO II, PAPA
Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Beato Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor.
El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna contigo.
Concédenos, por su intercesión, y si es tu voluntad, la gracia que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
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