6 feb 2012

SAN FELIPE DE JESUS ( 5 DE FEBRERO )


Nació en la ciudad de México entre 1572 y 1576. En su niñez era inquieto y travieso por lo que su aya decía, refiriéndose a un árbol de la casa: 'Antes la higuera seca reverdecerá, a que Felipillo llegue a ser santo'.

El joven Felipe entró en el noviciado de los franciscanos dieguinos, pero no resistió aquella vida y se escapó del convento. Regresó a su casa y ejerció el oficio de platero sin mucho éxito. Varios años más tarde, cuando había cumplido 18 años, su padre lo envió a las Islas Filipinas a probar fortuna.

Allí se estableció en la ciudad de Manila. Al principio estaba deslumbrado por los placeres, las riquezas y la vida mundana que ofrecía la ciudad, pero pronto sintió de nuevo la llamada del Señor: "Si quieres venir en pos de mí, renuncia a ti mismo, toma tu cruz y sígueme" (Mateo 16,24).

Felipe entró con los franciscanos de Manila. Esta vez ya había madurado y su conversión fue de todo corazón. Cambió su nombre al de Felipe de Jesús. Estudiaba y atendía a los enfermos y moribundos. Todo lo hacía con la dedicación de un hombre que vivía para Jesús. Un día sus superiores le anunciaron que ya se podía ordenar sacerdote. La ordenación sería en México, su ciudad natal, junto con su familia y amistades de infancia.

Con ese fin se embarcó con Fray Juan Pobre y otros franciscanos, rumbo a la Nueva España, hoy México; pero una gran tempestad desvió el barco hacia el Japón. En medio de la tormenta Felipe pudo observar una gran señal sobre ese país, una especie de cruz blanca, símbolo de su pronta victoria. El barco en que viajaba se vio golpeado por tres tifones (huracanes), encallando finalmente en las costas del Japón. Felipe interpretó su naufragio como una dicha. El mayor sueño de Felipe era la de convertirse en misionero en ese país. Podría entregarse más a Cristo trabajando duro por la conversión de los japoneses, y así lo hizo.

Llegando a tierra, inmediatamente se dio a la tarea de buscar el convento de los Franciscanos. San Francisco Javier y otros habían comenzado la evangelización del país. Allí estaban Fray Pedro Bautista y algunos hermanos de su provincia Franciscana de Filipinas.

Los frailes se dedicaron a la evangelización con buenos resultados, pero sobrevino la persecución del emperador Taicosama contra los cristianos. Felipe, por su calidad de náufrago, hubiera podido evitar honrosamente la prisión y los tormentos, como lo habían hecho Fray Pobre y otros compañeros de naufragio. Pero Felipe escogió el camino más estrecho y difícil, compartiendo la suerte de sus hermanos cristianos en aquel país. Se quedó allí con Fray Pedro Bautista y demás misioneros franciscanos.

Felipe y los otros fueron llevados en procesión a pie, por un mes y en pleno invierno por pueblos y ciudades de Japón, para ser objeto de burla y escarmiento, un auténtico Vía Crucis. En la ciudad de Kyoto, a cada uno le cortaron la oreja izquierda. Las orejas fueron exhibidas en las calles. Cuando se vieron a lo lejos en una colina las cruces para el tormento que les tenían destinado, los 26 religiosos y laicos cristianos se llenaron de júbilo; pero al contarlas se turbaron, pues les pareció que sólo había 25. Entonces, Felipe corrió presuroso y abrazó fuertemente su cruz y no quería que nadie se la arrebatara.

Finalmente, en el “Monte de los Mártires” a las afueras de Nagasaki --la ciudad que en 1945 sufrió la terrible destrucción de la bomba atómica--, fueron todos colgados, pues sí, eran 26 las cruces. Felipe de Jesús fue el primero entre aquellos mártires en ser crucificado. Muere en la cruz, atravesado por ambos costados por dos lanzas; otra más le atravesó el pecho. Sus últimas palabras fueron: "Jesús, Jesús, Jesús". Era el 5 de febrero de 1597 y Felipe contaba con apenas 23 años.

Se cuenta que ese mismo día, la higuera seca de su casa paterna reverdeció de pronto y dio fruto. Felipe había llegado a la santidad más heroica. Fue beatificado, juntamente con sus compañeros mártires el 14 de septiembre de 1627 y canonizado el 8 de junio de 1862.

Es patrono de la Ciudad de México y de su Arzobispado.


Fue beatificado, juntamente con sus compañeros mártires el 14 de septiembre de 1627.
Canonizados el 8 de junio de 1862 por el papa Pío IX. Una de las dos iglesias romanas dedicadas a la Virgen de Guadalupe, en la Vía Auerlia, 677, lo tiene por segundo titular.

En la colina de los mártires de Nagasaki, la iglesia que corona el conjunto de construcciones está dedicada a San Felipe de Jesús.

Oración
San Felipe de Jesús,
Protomártir de México,
que llevaste tu espíritu generoso hasta el
extremo del mundo,
enséñanos a medir el valor exacto de las cosas;
que nuestra patria
vuelva a su antigua riqueza espiritual,
y sea Dios el Señor de cada vida.

San Felipe de Jesús,
que aprendamos de ti
a ser como el mundo nos necesita.
¡Glorioso Mártir Mexicano,
ruega por tu Patria
y por los que vivimos en ella!

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